Posteriormente, a la llegada de su padre y hermana, el universitario asestó otras puñaladas que obligaron al traslado de ambos en estado grave hasta la Posta Tres. Tras ello, el joven se quitó la vida con el mismo cuchillo” Radio Cooperativa 13 de julio 2007
Ese dolor que nunca se acaba.
“Hace más de 15 años un hombre me quitó a la persona que más quería en la vida. Me arrebataron a mi única hermana de la manera más cruel y los medios de comunicación justificaban el hecho diciendo que él lo hizo porque “enloqueció de amor”.
¿Hasta cuándo tendremos que escuchar esa mala romantización de un femicidio?
El mal llamado “enloquecido” de amor se suicidó a los pies de mi hermana como un cobarde al ver lo que había hecho y que de alguna manera, estaba atrapado.
Mirando varios años después, te das cuenta que todos tuvimos algo de culpa en lo que sucedió. Por un lado, como familia no supimos leer las señales de ella, no tuvimos la capacidad de generar un canal de confianza para poder tomar alguna decisión que hubiese permitido cambiar el curso de las cosas. Lamentablemente su círculo de amigos tampoco tomo cartas en el asunto sabiendo la situación por la atravesaba.
Luego de todo lo sucedido, nos enteramos de muchas cosas, como por ejemplo, que él había tenido problemas de índole sicológico y ya había manifestado signos de violencia verbal hacia ella. Pero nadie hizo nada.
El tiempo pasa y el dolor sigue dentro de nosotros, como si hubiese sido ayer. Tuvimos que aprender a vivir con eso, pero no se va y no se irá jamás.
Muchas veces tener que pasar por este tipo de procesos nos enseña a tener más cuidado y estar atento a las expresiones de violencia con amigos y familia.
En mi memoria, en ese fatídico día las autoridades no paraban de decir que tomarían medidas para evitar otros hechos como estos.
¿Ese fue el punto de vista para tal situación?
¿Acaso tiene que pasar por algo así alguna persona con un cargo importante para que se den cuenta la vulnerabilidad en que se encuentran las mujeres?
En particular, debido a que no estaban casados, si no que eran ex pololos, no había mucho que hacer en caso de que el siguiera con vida. Y a pesar de existir una constancia en carabineros días antes, no pasó nada.
Cero red de apoyo a una mujer pidiendo ayuda que luego se convirtió en una víctima fatal.
Entendamos que el femicidio es la representación de la poca capacidad que tiene un hombre para entender que ya no lo aman o más simple, que no quieren estar con él.
Ese poco entendimiento de que el amor se acaba y que cada uno debe seguir con su camino tratando de rearmar la vida parece muy difícil de asimilar por ellos.
Por otro lado, mientras no exista un apoyo real a las víctimas este tipo de homicidios seguirán sucediendo.
Las estadísticas no revelan una disminución en la tasa de femicidios, por lo que atentar contra tu pareja no parece tener un castigo como para disuadir este tipo de actos.
¿Ante esto, en qué podríamos aportar los ciudadanos a bajar el número de femicidios?
Se me vienen a la cabeza algunas cosas. Por ejemplo, la educación a los niños y a las niñas. Entender el concepto de igualdad es fundamental para el crecimiento de esa persona. Que entiendan que no tienes el poder de pasar por sobre otra, sea tu pareja o no. Y más aún, no tienes el derecho de hacerle daño.
En términos generales, estar atentos a las señales de amigos, familiares y conocidos. Involucrarse un poco más, aunque eso implique dejar de ser individualista… como son todos.”
Catalina Mora, sobreviviente.
Doctora (C) En Astrofísica.
Directora Fundación Mujer STEM
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